¿Qué me pasa? Y… no puedo
jugar Mortal Kombat porque tengo que estudiar para un parcial.
¡Maldita agonía de no poder jugar! |
¿Nunca te pasó que te
despertaste una gloriosa y fúnebre tarde de verano, fuiste al ñoba y tu jeta no
entraba ya más en el espejo, te empezó a picar que no tuvieras un mango en la
billetera, y tus viejos empezaban a abusar de tu bondad con los mandados en tu
tiempo libre? Y pensar que al principio no podías ni ir a la esquina solo/sola,
y recién te habían terminado de sacar las rueditas de la bici apenas; y ahora
tenés una corbata y una mochila con un CV en la manopla deseando que esto sea
Matrix y venga un negro loco a ofrecerte pastillitas de colores. Disculpame,
pero estás muy jodido si te pasa esto.
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Niñez. Dulce niñez. |
Lo cierto es que tus
cumpleaños no tienen pelotero, no tienen tantos o directamente ningún regalo,
te afeitas o depilas, te crecieron los pechos o las bolas (dependiendo); y es
muy probable que vivas intentando acordarte de las cosas cuando eras chico.
¿CÓMO MIERDA ERA YO TAN FELIZ? ¿QUÉ CARAJO HACÍA PARA QUE, POR LO MENOS, LAS
BUENAS ANCIANAS ME QUISIERAN AGARRAR LOS CACHETES, COMO LAS GARRAS METÁLICAS DE
LAS MAQUINITAS DE PELUCHES? ¿A DÓNDE MIERDA DEJÉ MI YO-YO NARANJA Y MI MAZO DE
YUGI? Oh, dulces preguntas de la vida que inundan de deseo nuestra pobre y
condenada existencia. Puta que la re mil parió.
Todavía recuerdo mi Sega
(que no era mío, pero no viene al caso traer a la luz delitos menores de un
pasado siniestro). Si no tuviste Sega, te felicito: pertenecés al 70% de la
población mundial femenina que nunca tuvo Sega (aunque seas hombre). Lo que,
teóricamente, hace que yo también me incluya porque ese Sega no era mío.
¿Irónico, no? Pensar que siempre quise saber cómo se sentiría una patada en la
vagina…
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Descripción mágica. Eh, digo, gráfica. |
En fin, una juventud sana
nunca estaría completa sinun Sega. Los Segas nos trajeron a Sonic, al MK, Comic
Zone, EarthWorm Jim, y otros menos afortunados. Bueno, bueno, hay muchos más
conocidos, pero a mí solo me dio el cuero de robar un Sega y cuatro cartuchos,
así que no me molesten. Las chicas recordarán ese
set de maquillaje pre-adolescente para lucir como Piñon Fijo mientras se
trataba de pintar la cara con cinco “Tía María”s de más (o sea, un desastre en
la caripela), o ese Micrófono Pop con musiquita loca, o la alfombra musical
para la tele (lo que, para un chico, equivalía a un Family pero musical). Las
bolitas de vidrio, los tazos, las figuritas, Dragon Ball Z, Digimon, Pokemon y
Yugi ahora nos quedaron cortos por “hacernos los maduros”, y a la hora del bife
de la vida querés poner el culo pero ambos sabemos que terminás poniendo la
cara por miedo a que la vida te nalgueé más de la cuenta.
A problems serios, medidas MÁS QUE DRÁSTICAS. |
Pareja, hijos, casa,
cuentas, impuestos, más cuentas porque tu hija mayor cumplió quince y gasta
crédito como una hija de (bueno…), y te sale tu decimotercer cana en el pelo,
te sale una hernia, tus hijos se casan, tu familia te odia porque te pusiste senil
y no ves la hora de tirarte del putísimo tercer piso del geriátrico para tener
una muerte lenta y dolorosa sobre el pavimento a quebrarte todos tus
quebradizos huesos ancianos (claro, ¿te pensabas que el geriátrico tenía doce
pisos y sería una muerte rápida? No señor).
Mala suerte para vos,
porque yo no tendré hijos (¿verdad, Maru?). No por malo, sino que mi juventud
arruinada al cruzar la línea de la adultez no se la deseo a nadie y menos a mis
propios hijos, así que ¿qué mejor que no tener directamente una juventud que
arruinarse? Además hay que pensar en el pobre planeta Tierra: se superpuebla,
hay hambre, no hay comida, la Play 4 sale más cara que comprar un jugador del
Barça y no voy a tener hijos. ¡Pobre planeta Tierra, che!